Nutre tu vida espiritual

Nuestro cuerpo también vive de lo espiritual y por tanto, es nuestro deber cuidarlo. Si no sentimos tranquilidad, pasión por lo que hacemos y alegría por amanecer cada día, algo está fallando. Siempre debemos tener motivación, algo que nos haga crecer como seres humanos y mantenernos optimistas ante las situaciones de la vida.

No podemos andar por la vida como robots, viviendo sólo por vivir. Necesitamos sentir, amar, dar, recibir y poner de nuestra parte para que las cosas funcionen. La vida nos devuelve lo que le damos, nos multiplica lo que necesitamos y nos muestra los caminos correctos. Amémonos a nosotros mismos, preocupémonos por nuestro bienestar, hagamos el bien, seamos leales, buenos amigos, hijos, hermanos, aprovechemos nuestra venida al mundo para dejar huellas importantes. Recordemos que alguien puede estar necesitando de nosotros, de nuestras palabras y quizás para muchos seamos foco de inspiración. Dejemos que nuestro corazón nos dé las respuestas que necesitamos y hagamos aquello que siempre hemos tenido en mente. Arriesguémonos a ser mejores y a triunfar sin dejar de lado que Dios cuida cada uno de nuestros caminos.